Joven pianista uruguayo en el reconocido Conservatorio Liceu de Barcelona, España.

Nació en Montevideo el 12/08/2000, hijo de Laura Martínez y Cacho de la Cruz, dos grandes artistas. Recuerda que a los 6 años cuando sus padres se separan, surge su fascinación y curiosidad por la música.
Su padre, músico, toca el trombón, formó parte de una banda llamada “Los Hot Blowers” junto con Rubén Rada, Federico García Vigil, Hugo y Osvaldo Fatorusso, Guillermo Facal (argentino) y otros virtuosos. De ellos, a quienes tuvo el placer de conocer y con los que mantenía sustanciales charlas (aunque era muy pequeño) germina su inquietud hacia los sonidos, instrumentos y curiosidad por la melodía.
Compartía tiempo sólo con su padre quien le enseñaba distintos compositores e intérpretes del Dixieland, un estilo de jazz, género hot, caliente donde predominan los instrumentos de metal (trompetas, trombones, tuba, bango), considerable polifonía e improvisación. Escuchaban autores como Jack Pigarden, Edith Condon Luis Prima, Glenn Miller, Luis Armstrong, Sinatra, y otros tantos increíbles. Su hermano Rodrigo (baterista) también formó una banda llamada La Menfis que tocaba el mismo estilo. Así es que para Santi era corriente esta variedad, el Dixieland ya desde el primer año escolar, germinando en él su amor por la música.
A los 8 años empieza a tocar el piano y tomó clases por 2 años, pero luego deja porque quería divertirse y jugar como todo niño.
A los 16 retoma y vuelve a tocar, pero se inclina por la música clásica conociendo un mundo inmenso que considera, se puede relacionar también con el dixieland por la polifonía (sobre todo en Bach), el entrelazamiento de las melodías e instrumentos que forman una unidad, distintas variaciones que con el tiempo van conectando.
Estudia con Alberto Magnone, leía partituras de Bach y Beethoven y pasaba horas improvisando lo que sigue haciendo actualmente. Si bien tiene muchísimo repertorio que preparar, cree firmemente que hay que trabajar la creatividad, hacer música y arte puro en el momento.
A los 16 ensaya con Laura De Armas clavicinista, indagando en música barroca, crece su amor por Bach, su preferido en cuanto a su obra integral general.

“La mayoría de los compositores aprenden de Bach“

En piano su favorito es Robert Schumann, aunque reconoce que el mejor compositor es Frederick Chopin; Beethoven es increíble, Clara Schumann muy buena y hay muchos grosos más.
Con el tiempo y la cantidad de horas de practica (mínimo 5 o 6 al día como todos los músicos) decide continuar su formación en el exterior.
Actualmente está radicado en España estudiando piano clásico en el Conservatorio Liceu, en Barcelona, vive en una residencia estudiantil, está enfocado en salvar sus exámenes y terminar el repertorio que allí le dan.
Expresa que su objetivo a largo plazo es el estudio de grabación, los conciertos y hacer música de cámara.
A nivel personal le gustaría concebir las Variaciones Goldberg de Juan Sebastián Bach, una de sus obras preferidas; el Arte de la Fuga, los estudios de Chopin, Kreisleriana y Kinderszenen piezas de Schumann. Cuando retorne a Uruguay anhela dar conciertos y reconectar con los maravillosos músicos clásicos que tiene nuestro país.
Se cuestiona y considera interesante pensar hacia dónde va la música clásica con la inteligencia artificial, interpelando si afectará a nivel compositivo, si quitará creatividad o simplemente será una herramienta si las nuevas generaciones van a conocer y escuchar música clásica.
Santiago de 24 años, bajo perfil, afectuoso, amable y cordial cursa su master en España en busca de nuevos horizontes para desarrollar su pasión como pianista y concertista; joven artista que perfila para “tomar la batuta” de la música clásica en Uruguay.