A César Viola le dicen  “Pato”, nació en Paysandú en la mitad de la convulsionada década del 60.

Compone, canta y toca desde niño, y sigue así desde entonces, amparado en esa obsesión con que cultivan sus pasiones los artistas talentosos.

Conozco pocos tipos tan integralmente comprometidos como el Pato con el oficio de ver y sentir el mundo, y devolvérnoslo transformado. 

La sinceridad de César no radica en el lenguaje, los estilos, las temáticas o los ritmos que aborda. Más bien es algo que se siente en la forma en que escribe y canta con esa mezcla balanceada de pasión e inteligencia que se detecta en los poetas que «llegan», con sus ojos cerrados a  ni mirar el diapasón de la guitarra.

Es así que el Pato,  tan concentrado en componer y cantar, como tantos otros músicos de su estirpe,  se ha olvidado de difundirse.

Después de casi 40 años de guitarrear , sólo quedan de sus canciones algunas grabaciones en vivo producidas rudimentariamente  por Felipe Vener en su mítico Centro Bar , y algunas otras con el trío formado con el baterista Pablo Pauletti y el bajista Java Martínez.  

Alertados de que en Paysandú había un secreto así de “grosso”,  un grupo de tres jóvenes artistas,  decidieron  filmar y grabar al Pato en su hábitat natural.

Marco Colasso, ingeniero de sonido nativo de Paysandú y formado en Chile, Andrés Corbo, montevideano, sociólogo y estudiante de cine en Buenos Aires, y Pablo Angel, de Medellín, Colombia,  músico y  estudiante en el Sindicato de la Industria Cinematográfica de Argentina,  estuvieron a fines de febrero de este año  registrando tres canciones de este autor de culto.

En locaciones como la terraza del Club Remeros o el Puerto y la Aduana, en una sola toma por tema, sin maquillaje,  con sonido directo y sin editar, estarán en youtube en el correr del mes de marzo.

Buena oportunidad para acercarse a un mundo casi sin descubrir.

 

Fotos y texto: Federico Percibal