Román Fresnedo Siri  fue un arquitecto uruguayo, nacido en Salto, el 4 de febrero de 1903.

Conocido por ser el autor del monumento a Batlle Berres, la Facultad de Arquitectura, el Sanatorio Americano  y el Palacio de la Luz, entre sus muchas obras, este gran artista fue también fotógrafo, diseñador, pianista y ganador de incontables premios de arquitectura internacional.

Si se repasa la carrera de Fresnedo Siri, vamos a ver que fue un creador prolífico y  multifacético. Sus obras van desde el diseño de muebles, afiches, escenografía, barcos y yates;  a fotografía, pintura, arquitectura, urbanismo, planeamiento y paisajismo.

Obviamente, los mayores reconocimientos los obtuvo en la arquitectura, tanto a nivel nacional como internacional.

 

Muchas de sus obras eran parte de proyectos mayores que nunca se realizaron, pero también ayudan a explicar las  dificultades socioeconómicas, culturales y políticas del país que muchas veces impidieron su concreción.

Como dijimos, el arquitecto nace en Salto y de niño emigran con su familia a Paraguay y allí cursa toda primaria, secundaria y estudios de Agrimensura.

Cuando regresa en 1923 se instala en Montevideo donde realiza sus estudios de arquitectura, obteniendo el grado de arquitecto en 1930 con medalla de oro.

Realiza su maestría en Estados Unidos, en la Universidad de Columbia: Master of Cience in Planning and Housing, y su ejercicio docente y profesional posterior fue una larga lista de éxitos, reconocimientos y una profusa obra con vuelo propio.

Bajo la influencia de grandes docentes, Fresnedo cursa sus estudios en Arquitectura en nuestro país, influenciado por las ideas que buscaban expresar el mundo moderno y que llegaban desde Europa y Estados Unidos.

El clima fermental de la cultura de los años 20, sumado a los viajes e intercambios de los arquitectos uruguayos, las visitas al país de técnicos y arquitectos extranjeros (donde hasta el propio Le Corbusier visita nuestro país), y una formación universalista y ecléctica, hacen posible que los jóvenes arquitectos como Fresnedo, incorporen ideas vanguardistas de una forma desprejuiciada a sus obras.

Los estudiosos encuentran en el trabajo de Fresnedo Siri fuertes referencias a la obra del maestro de la arquitectura estadounidense Wright y también influencias de Le Corbusier.

Para los que no somos expertos en arquitectura, tal vez sea interesante contextualizar el pensamiento del maestro Wright y su concepto de la arquitectura orgánica, así como su importancia en la reconstrucción de las democracias occidentales de pos guerra:

“Llamemos arquitectura orgánica a la arquitectura de y para el individuo distinguiéndola del orden seudo-clásico de las escuelas, que derivó de la supervivencia del orden militar y monárquico. O bien, (de) ese posterior intento de eliminación y recalificación injertado sobre él que se ha llamado “estilo internacional”… La arquitectura orgánica es arquitectura en el reflejo: arquitectura que busca servir al hombre más que transformarse o ser transformada en una de esas fuerzas que intentan dominarlo. Otra razón por la cual decimos que la arquitectura orgánica es la arquitectura de la democracia” (Wright, 1945)

Otras ideas de la época que aparecen con fuerza son las de Aalto o de Oscar Niemeyer. En esta perspectiva, los jóvenes arquitectos de tercera generación  van a plantear que:

“ni la monumentalidad de la Nueva Tradición ni el funcionalismo del Movimiento Moderno fueron capaces de representar las aspiraciones colectivas del pueblo” (Frampton, 1981)

Pero la obra de Fresnedo va más allá de esas influencias. Con genio propio, reelabora las tradiciones académicas con las que se formó, incorpora las nuevas ideas y tradiciones, pero busca formas de expresión en sus proyectos que den cuenta de los cambios de la sociedad que le tocó vivir.

En este clima de renovación de la posguerra, Fresnedo Siri realiza varios de sus proyectos institucionales más destacados: la Facultad de Arquitectura, la sede de la UTE y el Sanatorio Americano.

En estas obras, Fresnedo incorpora las principales características que le adjudican los estudios a los llamados arquitectos de tercera generación.

Esas características son un continuismo del modernismo pero incorporando la búsqueda de nuevas formas expresivas acordes al momento histórico.

La crítica al maquinismo industrial , la necesidad de volver a la naturaleza que se expresa en el uso de las formas orgánicas. Una fuerte inquietud por el pensamiento urbanista que contempla ya no el edificio aislado, sino el contexto de la ciudad. La relación de los volúmenes con el paisaje, los jardines y el interior, el intento de romper la monotonía de las fachadas y la construcción sobre plataformas, estructuras abovedadas y de hormigón armado, son algunas de las ideas presentes en esta concepción.

La mayoría de los proyectos del arquitecto se desarrollaron desde fines de los años 30 hasta principios de los 70.

Su obra de los años cuarenta será mucho más monumental e influenciada por el organicismo de Wright y ya después incorporará en sus obras formas o componentes que se reiteran y conforman su sello personal: volúmenes caracterizados como la tira o pantalla curva, el arco parabólico, el uso del agua en estanques y fuentes en los espacios exteriores. También se destacan como aspectos de su obra el uso de la doble altura en sus planos, sobre todo en las viviendas,  la eliminación de obstáculos visuales e implementación de elementos vidriados como cerramientos y ventanas para lograrlo, fachadas sin dinteles ni antepechos.

Otro sello personal fue, además, la incorporación de las artes plásticas en su obra, a través del uso de fuentes, esculturas o de murales empotrados.

El pensamiento presente en todo su trabajo era que la arquitectura debe simbolizar aspectos de la vida  social de las personas y brindar algo más que una satisfacción funcional.

Tomaremos como ejemplo solo tres del innumerable catálogo de obras y proyectos que además, acompañaron distintos momentos de la historia de nuestro país.

Monumento a Luis Batlle Berres

Una de sus obras más emblemáticas donde ensaya el arco parabólico fue el Monumento a Luis Batlle Berres (1966), los popularmente conocidos “Cuernos de Batlle”. Tanto el uso de la llamada pantalla curva como el arco parabólico se denotan como formas muy personales en las propuestas de Fresnedo.

Este monumento consiste en una parábola vertical, de treinta y tres metros de alto, de hormigón armado revestido. En el mismo, el arco tiene una escala urbana, magnífica. En la plaza aparece una fuente circular con chorros de agua que repite la forma parabólica como una sombra del monumento sobre el pavimento en torno a la fuente.

Es un hito de la arquitectura nacional ya que huyendo del figurativismo usual, Fresnedo Siri opta por crear uno de los pocos monumentos no narrativos de la ciudad.

Dijo el arquitecto acerca de su trabajo en texto que acompañaba el proyecto:

“El monumento expresa la aspiración de Batlle hacia un mejoramiento de las condiciones espirituales y materiales del pueblo uruguayo. Plasma esa aspiración de una manera permanente en una figura simbólica que abre sus brazos al infinito para recordar que esta aspiración es una meta en evolución y constante superación” (Fresnedo)

Podemos decir también, que la forma del arco evoca la abstracción o estilización de los brazos alzados como un gesto de victoria.

Facultad de Arquitectura

El interés del este edificio radica en la riqueza de imágenes y alusiones que articulan tendencias aparentemente opuestas: el academicismo con el organicismo, donde aparecen como contrarias las ideas del monumentalismo neoclásico con la preocupación por la diversidad espacial modernista.

El resultado es un proyecto que  muestra una visión inédita y como un posible camino de salida con respecto a esa misma “Nueva Tradición” que reinaba en los años 30s.

El predio original era un proyecto que gana el concurso municipal, y estaba proyectado como contiguo a la Facultad de Ingeniería e iba a incluir el predio de Bellas Artes. Finalmente, por diversas razones, las autoridades deciden emplazarlo en su ubicación actual  y es entonces que Fresnedo modifica el proyecto original y lo adecua a su nueva localización.

Fresnedo Siri no renuncia a la forma original de sus planos, sino que la utiliza para establecer un diálogo con la ciudad y el sitio donde se iba a ubicar. Construye un predio con un perímetro casi triangular.

El predio se organiza sobre la base de galerías y pabellones que bordean un patio principal que se constituye en centro vital del edificio. En los vértices se encuentran los espacios de mayor jerarquía, mientras que en las laterales están situados las áreas de talleres y salones de clase.

Fresnedo y Muccinelli toman la idea de la composición de partes, desafiando la rigidez de la composición academicista de la época, definen esas partes claramente, y luego las unen generando así la composición.

La fachada principal rompe con la simetría, siendo flanqueada la escalera de acceso por una columna romana y un prisma con cuadrados de vidrio que la acentúan.

Una perlita: la columna clásica de la entrada la columna es auténticamente clásica: fue traída del Norte de África, y fue “Columna romana del siglo II extraída de las ruinas de Djemila, donada por Francia, Gobernación General de Argelia al Uruguay. Inaugurada el 27 de noviembre en el frente de la Facultad de Arquitectura de Montevideo.”

La fachada discurre entonces entre la columna clásica y un prisma moderno, mientras que el acceso a la facultad se debe dar necesariamente entre ambos.  Justamente ambos elementos simbolizan la historia de la arquitectura hasta las vanguardias del siglo XX.

Se cumple así la idea de Fresnedo que la arquitectura, además de su funcionalidad, debía contener aspectos simbólicos de la vida social. En ese sentido, en esta obra lo ha logrado.

Palacio de la Luz

El edificio de UTE, Palacio de la Luz, otra de sus obras emblemáticas, aparece como parte del proceso estatal de construir predios que reflejen la idea de un gran estado industrial en crecimiento.

Se le consideraba, entonces, un monumento que conmemoraba que el Estado asumía de forma monopólica una serie de roles, entre ellos la producción y distribución de la energía eléctrica, y la administración de la telefonía.

Formaba parte de un proyecto de urbanización más ambicioso que nunca se terminó de construir, aprobado en las épocas de Batlle Berres.

Este edificio era solo la coronación de un gran proyecto para urbanizar Arroyo Seco y convertirlo en un polo de desarrollo industrial.

Allí se proyectaban otros edificios industriales, viviendas para obreros y funcionarios y el nuevo centro cívico de la ciudad.

Pero la idea de todo el proyecto era la base del pensamiento de Batlle Berres: la industrialización como base del progreso y, sobre todo, el valor del trabajo como fuente de riqueza y desarrollo.

El diseño de Fresnedo, como una forma de acercarse a la visión del rascacielos que simbolizaba la modernidad corporativa y el progreso,  transita por un edificio escalonado, torres con basamento, y varios prismas puros con formas que van a reafirmar la verticalidad de la estructura.

Al mejor estilo de la Bauhaus,además, en esta obra colaboraron artistas nacionales que realizaron desde la puerta hasta la ornamentación de pasillos y halles.

Conocer la obra de Fresnedo Siri es adentrase en el universo simbólico de uno de esos hombres geniales de nuestro país que no siempre tenemos presente fuera del ámbito académico, pero que han aportado mucho a la conformación del Uruguay moderno.

Adentrarnos en su obra implica conocer sus ideas y las inquietudes que forjaron una identidad única que continúa irradiando. Un pensamiento nacional pero cosmopolita a la vez, con valores e ideas universalistas que trascienden largamente las fronteras del país.

En esa búsqueda, Fresnedo logró humanizar la arquitectura, ennobleciendo el espacio urbano y desarrollando una visión única y personal. Creemos que hay que conocerla para continuar proyectando el patrimonio de la ciudad para futuras generaciones.

 

Bibliografía consultada

WRIGHT, F. Ll (1945): When Democracy Builds. Chicago. University of Chicago Press. P. 53

FRAMPTON, K. (1981): Historia crítica de la arquitectura moderna. Pág. 225. Barcelona: Editorial Gustavo Gili, S. A.

ALBERTO E. DE BETOLAZA: La representación moderna de las instituciones hacia 1940: el aporte de Roman Fresnedo Siri.

JUEAN PEDRO MARGENAT. (2009): Tiempos modernos, arquitectura uruguaya adín a las vanguardias

Catálogo de la muestra “Roman Fresnedo Siri”, realizada en 2013 por el IHA-FADU.

Fotos: Medios audiovisuales de FADU. Fresnedo Siri. Online en: http://www.fadu.edu.uy/fresnedo-siri/