Estudios recientes muestran que la mera visión de un teléfono inteligente limita la forma en que los humanos interactúan, lo que impide el desarrollo de “cercanía y confianza interpersonales” y hace que las personas sientan menos “empatía y comprensión entre sí.”
Si bien Internet es una herramienta increíble, también es un arma de doble filo. Las neurociencias han observado que puede afectar el cerebro y hacerlo menos efectivo. Según investigaciones, la sobreexposición digital puede originar:
- Dificultad para recordar hechos
- Crear un comportamiento adictivo, especialmente en los jugadores.
- Provocar sentimientos de celos y soledad.
- Aumentar el riesgo de suicidio, especialmente en adolescentes.
- Reducir el nivel de empatía con los demás
- Provocar insomnio crónico.
- Distraer del pensamiento profundo y el análisis.
Debido a estos efectos ha comenzado a recomendarse la “desintoxicación digital” para restablecer el cerebro y devolverlo a su funcionamiento normal. La desconexión nos da tiempo para el descanso y la relajación necesarios para restaurar la energía que ponemos en nuestra vida profesional. Los usuarios confían tanto en sus dispositivos para tomar decisiones y proporcionar acceso instantáneo a la información, que han perdido la capacidad de planificar con anticipación, sus recuerdos han sufrido y su creatividad se ve obstaculizada. .
Debemos redescubrir el valor de las interacciones sin dispositivos, saber cuándo utilizar y cuando no el celular o laptop , y tener contemplado en la rutina momentos libres de pantalla.