En la estación Tasqueña, final al sur de la Línea 2 del Metro de la ciudad de México, abordamos un pequeño tren sub-urbano que nos lleva a Xochimilco, este mítico lugar al sureste de la ciudad.

Xochimilco es un milenario complejo de lagunas y canales, donde se producían alimentos para la gran Tenochtitlán.

Actualmente conserva sus atribuciones y se puede navegar por sus pintorescos canales, lo que le ha valido el nombre un tanto irónico de “La Venecia Mexicana”.

Llegando a pocas cuadras de la estación del tren sub-urbano, están los embarcaderos. Hoy el sitio atrae visitantes de toda la República Mexicana y del exterior.

Por poco dinero se puede rentar una trajinera (típica embarcación local de madera adornada con flores y con nombres femeninos) y adentrarse en el laberinto de canales.

Allí podremos encontrar a sus orillas las cosas más diversas como restaurantes, mariachis, perros y cientos de muñecas colgadas de los árboles en la tétrica Isla de las Muñecas.

Fueron colocadas hace años por el antiguo dueño de esta isla, Julián Santana Barrera, quien creía que con ellas conseguiría que el espíritu de una niña que se ahogó años atrás en el canal, no se acercara nunca a la isla.

El cuerpo de la chica fue encontrado en las orillas de su isla, y a raíz de este episodio, experimentó situaciones inexplicables que le llevaron a convertirse en una persona aterrorizada y supersticiosa.

A partir de entonces, cualquier muñeca que encontraba en la basura, se la llevaba y la colgaba en la isla.

Luego encontraremos las chinampas, pequeñas y milenarias islas artificiales para el cultivo de flores, hortalizas y plantas ornamentales. Y donde se encuentra el axolotl, un maravilloso y arcaico animal venerado y en extinción.

 

Xochimilco es hábitat de decenas de etnias de la región del Anáhuac.

Este bucólico lugar ha sido designado Patrimonio Cultural de la Humanidad y es un imperdible destino en la majestuosa Ciudad de México, para pasarse un día degustando  platillos mexicanos, bebiendo, navegando y tomando fotos.

Y en tierra firme, en sus coloridas calles,  podremos visitar el Museo Dolores Olmedo, que atesora una excelente colección de obras de Frida Kahlo y Diego Rivera.

Fotos y nota: Fernando Perdomo