Bucovina, Rumania.

En la región noroeste de Rumania, en la frontera con Moldavia y Ucrania, se encuentra la región de Bucovina.

Esta región, llena de bosques y fuertes medievales, es famosa por su veintena de monasterios, las llamadas Iglesias Pintadas de la Bucovina. Declaradas  patrimonio de la humanidad por UNESCO en 1993, estas iglesias ortodoxas (que se encuentran casi todas en monasterios), tienen la particularidad que son de madera, totalmente pintadas a mano, por dentro y por fuera.

Se puede iniciar el viaje en la ciudad de Suceava, que fue la capital del estado moldavo y residencia de los príncipes moldavos (entre 1388 y 1565), y desde allí recorrer toda la región.

Las iglesias pintadas son pequeñas joyas de la historia que se conservan en perfecto estado desde el siglo XV. La más famosa es la iglesia del Monasterio de Voronet, cuyo  sobrenombre es “Capilla Sixtina del Este”, data de 1428 y es atribuido al reinado de Stefan el Grande.

Cuenta una leyenda que una rica mujer, queriendo purgar sus pecados, trajo durante treinta años, con un carro tirado por bueyes, las piedras con que se erigió esta iglesia.

El estilo de su pintura bizantina, el uso de los colores y que no tienen un centímetro de superficie sin pintar las hacen lugares absolutamente conmovedores.

Sus escenas retratan toda la historia bíblica y sus dibujos tenían por finalidad poder ser leídos, a modo de una historia iconográfica, por los campesinos analfabetos de la edad media.

Su muro orientado al oeste tiene uno de los frescos más espectaculares de Bucovina: el Juicio Final, con su detallada y colorida versión del fin de la humanidad que es imponente.

Otros de los monasterios que vale la pena conocer son Humorolui, Monasterio Sucevița, Monasterio Moldovița,Iglesia de Pătrăuți, Monasterio de Probota, Iglesia Arbore e Iglesia Sfantul Gheorghe.

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En Suceava también podemos asistir a un interesante festival que se realiza en el mes de agosto, el Festival de Arte Medieval de Suceava. Se realiza en otro monumento histórico, la Fortaleza de Suceava y durante varios días, participantes de diversos países vestidos de ropas medievales, acampan y desarrollan exhibiciones de prácticas medievales, arte, música y bailes, además de feria gastronómica, como forma de mantener vivas las tradiciones.

Al otro lado de la fortaleza, además, se encuentra el maravilloso pueblo-museo etnográfico de Bucovina, donde podemos visitar casas tradicionales y conocer la forma de vida de los distintos pueblos rumanos.

La región de Bucovina, con sus valles y lagos, con sus pueblitos escondidos donde el tiempo parece detenido y con la amabilidad de su gente, hacen de este recorrido una experiencia realmente emocionante y única. Rumania es de esos destinos únicos, por la riqueza de su historia y su cultura, por la singularidad de su gente que lo hacen un destino que vale la pena descubrir.

 

Texto y fotos: Jimena Méndez

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