Rodeada por los Cárpatos, esta región de la actual Rumania se encuentra al noroeste del país, en la región fronteriza con Hungría.

Su capital es Alba Iulia, situada a orilla del río Mureş, con poco más de 50 mil habitantes y también están en esta región otras dos hermosas ciudades: Braşov y Sibiu.

Formó parte de la antigua Dacia y por aquí pasaron las invasiones de los hunos y los ávaros en la antigüedad, los turcos y los húngaros en la edad media, hasta su unión con los territorios rumanos en 1918.

En estas tierras nacieron varias figuras notables del arte y la cultura rumana, entre ellos el famoso filósofo y escritor Emil Cioran.

En Transilvania se sitúan algunas de las ciudades medievales mejor conservadas de Europa, como es el caso de Brasov, Sighisoara, con su ciudadela y su torre del reloj del siglo XIV, Cluj – Napoca.

Está rodeada además, de varias iglesias medievales que integran las listas patrimoniales de la Unesco. Posee, además, paisajes naturales de belleza única como la Cordillera Apuseni, en los Cárpatos occidentales, el Parque nacional de Retezat, la Cueva de los osos Chiscau y la Cueva Vartop, o el Glaciar Scarisoara  que es el segundo glaciar más grande de la tierra

Además de ser una región por demás atractiva, viajando a través de la majestuosidad de los Cárpatos, las ciudades medievales que la forman y la belleza del paisaje y su gente, esta región tiene un atractivo especial: el castillo Bran. Este castillo fue construido en el año 1382 como una fortaleza contra la invasión de los turcos otomanos

El castillo de Bran es una fortaleza medieval, que goza de gran atractivo turístico por la creencia popular de que era la antigua residencia de Vlad Țepeș el Empalador, personaje que inspiró el personaje de Drácula de Bram Stocker.

Este castillo fue usado además como locación para varias adaptaciones del personaje, lo cual ha ayudado a alimentar la creencia popular. Lo cierto es que llegan miles de turistas cada año a visitarlo y a los pies del Castillo, en el pueblo, hay una feria donde se puede conseguir desde fotografías y postales hasta todo tipo de artículo con la imagen del Empalador Vlad.

 

Otra curiosidad es que muchos visitantes vienen disfrazados  o vestidos de negro con símbolos y vestimentas especiales, para rendir culto al personaje o por lo menos divertirse un poco.

El castillo se encuentra en un alto en una zona boscosa, con un emplazamiento estratégico para cuidar la frontera y divisar a los enemigos a lo lejos. Como toda fortificación militar, no es lujosa ni impactante, más bien austera y sólida, con ventanas pequeñas que permiten ver sin ser visto, cumpliendo su misión defensiva.

Está llena de cámaras secretas y pasadizos oscuros escondidos, cuya misión era poder huir en caso de que la fortificación fuese tomada.

También las fuentes de agua que quedaban a la vista solían ser envenenadas para que si los enemigos tomaban cuenta del castillo, al beber de los aljibes iban a morir al instante. Hay pozos escondidos que dejaban con agua apta para ser bebida pero solo los del castillo sabían cuáles eran.

A los rumanos, que tienen un país lleno de encantos e historias para contar, no les gusta mucho esta referencia a Drácula y a este mito que no tiene ningún sustento en la verdadera historia de la región.

Pero lo cierto es que mito o no, miles de visitantes llegan cada año atraídos por la leyenda y quedan realmente fascinados con una región maravillosa que tiene muchos encantos que ofrecer.

Texto y fotos: Jimena Méndez

Texto y fotos: Jimena Méndez

https://fotoescuelaonline.com/